DESCUBRIENDO NUEVOS SABORES: EL SEITÁN


 
La cocina vegana es una parte (quizás la que mas reticencias iniciales genere en los que no la conocen, fruto de los prejuicios sociales y el desconocimiento) de la actitud de respeto hacia las demás personas que implica el veganismo.

Esta alimentación se basa en el no uso de ingredientes de origen animal -ya que los humanos somos animales omnívoros, y no necesitamos alimentarnos de nadie ni nada robado a nadie para estar fuertes y sanos-. Incluye, por tanto, toda una inmensa variedad de ingredientes vegetales como frutas, verduras, cereales, legumbres, frutos secos, semillas, etc. Esto se plasma en una cocina con una enorme variedad de platos, sabores, texturas y opciones de disfrute culinario. 

La gran mayoría de ingredientes son popularmente muy conocidos, y podemos encontrarlos en cualquier tienda de barrio o supermercado. Pero hay ingredientes y sabores, que no son tan utilizados en nuestra cultura (mediterránea en este caso), pero no por ello son menos sabrosos, versátiles y nutritivos (como puede ser el caso de los derivados de la soja, o ciertos tubérculos, plantas y cereales todavía no muy usados y conocidos, como la quinoa). En otros casos, se trata de formas diferentes de trabajar ingredientes conocidos, como el es caso de la levadura de cerveza o del seitán, del que hablaremos en este caso.

Estos nuevos ingredientes, sin ser -como decimos- imprescindibles, amplían nuestro horizonte culinario con nuevos sabores, colores y texturas, que hacen que la cocina vegana sea aún más variada, sabrosa, nutritiva y divertida.

EL SEITÁN

El seitán es un plato originario de la cocina japonesa y china. Su base es el gluten de trigo, que se obtiene al tratar el grano de este cereal.

Se puede comprar ya hecho, e incluso cocinado de diversas formas, pero resulta mucho más económico hacerlo en casa. De forma tradicional se lava harina de trigo con agua, para separar el gluten del almidón, pero también se puede comprar el gluten ya separado, en polvo, para elaborar el seitán casero de forma mucho más sencilla y rápida. Así, a partir de 1 kg de gluten podemos obtener 4 bolas de seitán. Es recomendable partir por la mitad cada bola, y congelar separadamente las que no vayamos a usar en el momento. Cada mitad nos servirá, por ejemplo, para preparar el 2º plato de 2 personas. Es decir, obtendremos seitán para unas 16 raciones con un coste total de aproximadamente 6€ (del gluten y el resto de ingredientes).

Básicamente se elabora mezclando gluten, especias, ajo y pan rallado, con caldo vegetal, y formando una bola que después se hierve en un caldo con salsa de soja, alga kombu y verduras que le aportarán sabor y nutrientes. Puede verse el proceso paso a paso en:

Se le suele llamar "carne vegetal" ya que su aspecto es similar (en cuanto a textura, forma, y color) una vez cocinado. Es un alimento muy suave y fácil de digerir. Puede prepararse de muchos modos: frito, a la plancha (con salsa de soja y ajo en polvo, por ejemplo), rebozado (con tempura), en estofados o guisos, empanado, como base de albóndigas, en brochetas, asado con guarniciones, en fajitas, etc. 

Pueden verse algunos ejemplos en:
        
A nivel nutricional, el seitán tiene un alto contenido en proteína (aproximadamente unos 24 gramos por cada 100 gramos de producto), y muy pocas calorías (sobre el 1%).
En la nevera, el seitán se conserva unos tres o cuatro días (guardado en un recipiente cerrado con su caldo o envuelto en papel film o de plata), pero se puede guardar congelado durante meses.

Así, encontramos en este alimento una fuente de nutrientes y una amplia variedad de opciones a la hora de consumirlo y disfrutarlo. Dejar de perjudicar al resto de animales no implica sacrificios (ni en alimentación ni en el resto de áreas). Es una actitud de respeto hacia los intereses de nuestros compañeros de planeta que, como nosotros, también quieren disfrutar de sus vidas en libertad.

Ahora ya solo queda descubrirlo y disfrutarlo.

Cárol Pino Zanza.